El gato persa es una elegante raza de pelo largo que se caracteriza por su hocico corto y cabeza redonda. Los primeros ancestros documentados de este felino fueron importados a Italia desde Irán alrededor de 1620. A mediados de la década de 1700, los criadores comenzaron a cruzar ambas razas persas con algunas razas de francesas e inglesas.
Su nombre científico es Felis Catus.
La forma del cuerpo es la de un gato largo, con la cara ancha y la longitud de la cola que varía de cuarenta a setenta y cinco grados. Las divisiones de color del pelaje generalmente se limitan a dos colores: un solo color en el pecho y pelaje gris alrededor del resto del cuerpo. Las patas y la cola pueden ser de color negro, marrón o amarillento. Las patas pueden tener rayas y los gatos machos suelen tener marcas que se asemejan a rayas de azul oscuro y blanco juntas en las orejas. Los ojos de los machos son de forma triangular y almendrada. Las orejas son redondeadas y la cola tiene un mechón de pelo natural alrededor.
El color del pelaje y la cantidad de marcas de color en el cuerpo varían mucho de una raza de gato persa a otra. Pueden tener muchos tipos diferentes de cabello y pueden tener una variedad de marcas de color. Sus orejas pueden presentar manchas y sus ojos pueden ser azules, marrones o verdes. Algunos tienen una doble capa y otros conservan solo un color natural. Sin dudas, el gato puede darle un toque místico a tu hogar, son muy elegantes y pareciera que nunca tienen ánimos de nada. Sin embargo su carácter es muy bonachón y amable.
Otras características de un gato persa dócil son la disposición dulce, gentil y cariñosa. Estos gatos tienden a ser bastante independientes, aunque los persas dóciles tienden a llevarse bien con todos los miembros de la familia. Los gatos persas más grandes y de pelo salvaje tienden a ser más exigentes y difíciles de manejar. Debido a sus distintas características, un dueño experto puede identificar fácilmente a un gato persa.